17 abr 2011

Living the Inserso´s Life

Soy un jubilado de 19 años. Es una conclusión a la que llegué hace ya bastante tiempo y de la que no consigo separarme. Mi vida actual es muy similar a la que puede llevar  un pensionista medio: me levanto (tarde) y voy a dar una vuelta por Valladolid con algún amigote para hacer tiempo hasta la hora de la comida, comida que, por cierto, tengo preparada cuando llego (única ventaja de tirar mensualmente seiscientos euros en un Colegio Mayor).

Después, según se me antoje, echo una partidilla a las cartas con el resto de pre jubilados o hago honor a la patria con una siestecilla. El resto de la tarde la paso en una de las clases de la universidad, con calefacción en invierno y (espero) aire acondicionado en verano, donde personas que en muchos casos deberían estar jubiladas realmente me explican lo negro que se ve mi futuro profesional. Ya por la noche, tomo una cenita ligera (y fría casi siempre, supongo que para que no nos lastimemos nuestros finos paladares) y tras la timba de rigor o de ver  el partido de la Champions, de Copa o de la Liga Filipina de Baloncesto, regreso de nuevo a la cama.

Y este proceso se repite continuamente, día tras día.Hasta hace un par de meses esta situación me superaba. Casi a diario me planteaba que coño estaba haciendo con mi vida, a donde me iba a llevar esta espiral de vagancia y partidas de mus. Ahora ya no. Soy un hombre nuevo, he comprendido que este es mi sino,  he aprendido a aceptar el hecho de que la vida de un periodista se compone de cuatro años de no hacer nada seguidos de toda una vida de no tener trabajo.
 
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